jueves, 21 de julio de 2011

CONTIGO

Mi tranquilidad no está como de costumbre, mis nervios se hacen presentes, la curiosidad por desvestirte ya estaba plantada, pero tenía que dar tiempo al tiempo.
Pasaron los días y todo fluía bien, me sentía como un quinceañero, todo cocoroco, medio weon, palabras absurdas, frases sin sentido, eran las emociones, eras tú como niña metida en mi, y donde antes dijimos que no habría corazón ahora este último se iba pa arriba esperando juntarse y llegar a la luna.
Sentimientos ensimismados, cuasi destruidos y con menos ganas de salir a la luz eran ahora algo primordial para que esto llegara a buen fin, el juego diario del gato y el ratón, de los boxeadores golpe tras golpe tenía que acabar, quedarnos nosotros, echar al enemigo y verse con el corazón en la mano, explotar el interior en un juego corporal que los dos deseábamos.
El día acordado partí temprano al encuentro, con mis phonos a todo lo que daba escuchaba algo de rap pa relajarme, el diario ayudaba de algo para pensar en otra cosa que no fuera en ti y en tu entrepierna. Un cigarro me acompaño mientras te esperaba, al rato llegaste y partimos, casi sin emitir ruidos, silentes hasta donde tu tenias planeado, solo la música del auto cortaba el silencio, llegamos a nuestro destino el calor ahí entibio los cuerpos, la complicidad brotaba, pero no sabíamos cómo dar ese zarpazo, hablamos sin tapujos mientras nos acomodábamos, tu quitaste tu pañuelo que cubría tu cuello, ahí partió el desequilibrado pensamiento por desvestirte de una vez, saque un beso guardado y comenzó nuestro caravana hormonal.
Todo era distinto, todo nuevo, las sabanas, el motel, las ganas y ese sentimiento que nos envolvía, el trayecto del poco viento que cursaba en la habitación te rozaba sutil, como mis manos. En eso te detuviste, mientras tus pezones se endurecían, tú querías jugar y yo no lo impediría, tú querías ser mi policía y yo quería besar tus muslos. Entre un momento de desliz me bloqueaste la mirada con el mismo pañuelo que antes me impedía ver la grandeza de tus pechos, ese mismo ahora me cubrían la mirada, solo escuchaba, solo intuía lo que venía, en eso me rozaste, me tocaste con tus dedos, me sacaste la polera y te fuiste a mi espalda, ahí mi éxtasis empezó a enarbolar la maravilla, era un preso de Guantánamo en manos de una mujer semi desnuda sobre mí, te me abalanzaste con una fuerza de un tornado furioso, yo con mi boca comencé a palpar tus pechos, no había calor más humano y divino en esos instantes, no había un pedazo de metal que no se fundiera con nuestro fervor al tacto de nuestros sexos.
Me descubriste la mirada y pude verte plena con solo un trozo de seda puesta sobre tu cuerpo, respire profundo y me fui directo hasta tus lomas, sinónimos sobraban, la expresión precisa para aquel momento sobraba, mis manos recorrían tu espalda, tu hacías lo mismo con tus uñas arañándome la mía, nos mixturamos sobre la cama, nos besamos con las ganas y jugamos, tu sobre mí, yo sobre ti, volaron las prendas y volaron las ideas, nos rodeaban. El reloj se detuvo, el aire se freno, vinimos a caer en este antro de Dios para amarnos, excitamos hasta a los espejos que nos reflejaban, la hermosura se hacía piel, sacaste lo mejor de mi brincando sobre la cama sensualmente, sexeamos, nos gemimos, nos besamos y jugamos como pocas veces la vida te da la oportunidad, tu pelo me tomaba por el costado y me reprimía, como la vista cuando te posabas sobre mi dejando que tus pechos bailen el mismo tango que nosotros danzábamos mientras nos penetrábamos.
Era todo de cuento, de esos largos que no acaban, la ducha no impidió que siguiéramos, el agua no aplaco las ganas por ti y por ti no mire la hora de partir, como poder acabar un poema sexual que se producía a cada instante con tu mirar, mi mente se llenaba de frases, de historias que no se encuentran en la calle, amores sórdidos que no se muestran al mundo más que en líneas, nuestros cuerpos juntos entre sabanas rojas se sintieron como nunca, tu voz me seguía poniendo la piel de gallina, mi ilusión se volvía ironía feminista, la vida mostraba alegrías y tu ahí conmigo.

CONTIGO
Las sabanas están de fiesta,
mi cara se refleja en la laguna
que hemos de visitar,
contigo los guantes se cuelgan
para ponernos a amar.
Contigo lo ilógico se vuelve real,
una caricia lejana llega rauda
como viento en huracán,
contigo las soledad se vuelve quimera
y el calor penetra hasta a un esquimal.
Contigo querer se pone fácil
aunque la muralla separe la felicidad,
contigo lo irreverente moja a un sacristán
manosea hasta la propia deidad.
Contigo los gestos brotan sutiles
y las ganas se pegan a las ganas,
contigo un instante eclipsa el momento
detiene el tiempo en el desván.
Contigo brota la risa fácil
tus pechos enarbolan en el lugar
contigo el silencio grita en mis oídos
como el amor se vuelve plural.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Insisto: seco!!!! Las descripciones y analogías que utilizas general realidad! Te sigo leyendo!
Vale.