martes, 21 de junio de 2011

EXILIO

Nunca he amado tanto a una mujer como a aquella, desde el preciso instante en que la conocí algo dentro cambio por completo, la vida la vio con otros ojos y la percepción del amor cambio radicalmente. Su cuerpo despertó en mi los mejor placeres carnales, y los mejores poemas que me haya atrevido a escribir. Su sexo provocaba en mí mil fantasías e historias que me cautivan hasta el día de hoy con tan solo leerlas.
Pero también aprendí que en el amor nada es fácil y sencillo, que para conseguir lo que se quiere muchas veces, tu orgullo tiene que irse a la misma mierda, tus negaciones tienes que cambiar de opinión solas y tu voluntad por olvidar a alguien tiene que abortar misión.
Fue un día martes, lo recuerdo bien, yo en mi departamento solo como de costumbre, solo el viento que entraba por mi ventana cortaba el humo pesado de los cigarrillos, mi mejor colección de Dolores O´Riordan sonaba fuerte, y mi inspiración olvidada en el ascensor, no quería nada, no toleraba hablar con nadie, mi celular llevaba días apagado, quería desaparecer del mapa, y estar en mi casa, era la mejor manera. Hace pocos días, la mujer que amaba me había traicionado de la peor manera, me mintió y jugo conmigo, se rio en mis narices y persuadió a mi corazón hasta cuando no tuvo más que reconocer lo que había hecho.
Su ex, el mismo weon que tiempo atrás volvía al abordaje por su amor, por fin conseguía arrebatarme a la mujer que se suponía, sería para toda la vida, mis mejores rosarios fueron para esta traición y no encontré consuelo en nada, ni un puteria nocturna con alguna vieja amiga, lograban cambiar mi estado de ánimo, por eso me exilié. Así por semanas, asumo que tenía a todos preocupados, pero mi pena podía más. No cabía en mi consuelo por la perfidia, me pregunte mil veces en que fallé, retrocedí el tiempo para analizar cada minuto con ella y entender en que mierda me equivoqué, nada, no había nada, comprendí que cuando más uno entrega y ama a la persona querida es cuando más te pagan escupiéndote a la cara (casi siempre pasa), y después de casi tres semanas pude agarrar mi notebook y comenzar a escribir para sacar la mierda que me consumía por dentro, ganarle a mi ira y poder descansar de una vez por todas.
Mis versos eran negros, llenos de mierdas, las carencias hacia aquella que arruinó mi ilusión se hacían más evidentes, jure no volver a caer otra vez en lo brazos de ninguna, acorazarme el corazón por si a alguien se le ocurría volver a jugar en deterioro de mi alma. Ya estaba gastado de tanto amar, no quería mas, mis fuerzas se hacían escasas y solo quería disfrutar y volver a revivir otra vez esa alegría que me caracterizaba.
Uno de mis leales me rescató de mi departamento, antes de eso ordenó, limpió y sacó toda la basura que se acumulo por semanas. Salimos, junto a todo mi grupo de choque, brindé por el desamor y me permití putear a la perra vida que me tenía medio borracho tratando de olvidar a “mi amor”.
Cuando me devolví a mi departamento vi de lejos que alguien dormía fuera de mi puerta, el frío era grande, y no logré divisar quien era, producto de mi mareo hasta que me acerqué, era ella, la misma por la cual brindaba horas antes por su traición, yacía fuera de donde semanas atrás se fue de la mano de un el pasado añejo. La desperté, se paró y me miró fijo, así por un minuto, yo descomprimí el silencio con un -¿Qué haces aquí? De su rostro broto una lágrima, solo una.
Yo no supe que más decir, mi ira brotaba por lo poros, pero no podía ser tan maricón para reprimir a la mujer que seguía amando (pese a todo), aunque mi corazón pidiera una explicación convincente preferí guardar silencio y abrazarla. La invité a pasar a mi casa pero no quiso, me pidió que la acompañara, bajamos y en su auto emprendimos rumbo desconocido.
Fue una hora en que el silencio era el compañero, ella no emitió palabra, yo me callé por no salir con alguna palabrota, así hasta llegar cerca de San José de Maipo, nos paramos en medio de la oscuridad completa a un costado del camino, sacó de su cartera algo para beber, se armó de valor y solo dijo –perdóname-. Sabía que vendría eso, no por adivino, si no porque la conocía bien, espere algo más, asumo que quería saber porque cresta me había hecho eso, pero entendí que su pena era más fuerte que las palabras que pudiera decir y que eran reflejo de la equivocación que sentía. Mi negación a volver a caer en sus brazos me mantenía sentado pero, en un momento donde ella se empinaba la botella, se la arrebaté a la borrachera, le quité la botella y la abracé como nunca, me permití mandar mis sentimientos a nadar al río y la consolé.
Ya habría tiempo para hablar más, ahora era tiempo de nuestra seudo reconciliación, y de la consolación pasamos a los besos, nos pasamos a los asientos traseros, de a poco esa pena y lágrimas, se volcaron en calores y gemidos que amaba, era ella otra vez junto a mí, ni en mis mejores sueños perdidos podría haberlo imagino. La desvestí sin importar que pasara fuera del auto, los vidrios empañados nos mimetizaban desnudos en la oscuridad, adentro nosotros jugábamos a perdonarnos y a tratar de reconstruir el futuro extraviado, ella sobre mí con su curvilínea manera de enloquecerme, sus pechos ortodoxos me incitaban a seguir, éramos otra vez los dos, no sé cuantas veces la tome por la cara con una rabia convertida en placer y la bese, no se por cuántos minutos llore mientras le hacía el amor, buscando desahogo y no la hallaba, solo intenté jugar a que nada había pasado y solo me preocupe de amarla, con un afán de cumplir y satisfacerla, sin importar el porqué volvía a mi lado, con las ganas de sacar mi amor acumulado por ella y sacarle el luto a estas vida de mierda. Nos vestimos y al son de unos cigarros, tomados de la mano, hablamos para poder entendernos. Y aunque me costó, entendí lo que por dentro de ella pasaba, comprendí que para amar hay que tener cuero de chancho y tolerar lo que te traiga consigo el amor.
Por mucho tiempo más esa silueta inundo mi departamento, aprendimos de los errores que nos sueltan las manos, aprendimos de los traspiés y nos fortalecimos en un sentimiento utópico que te bota si no te pilla bien parado, fuimos uno solo hasta que el tiempo dijo basta.

MI RETRATO

Noche triste
en la hacienda de mi desdicha,
tiempo muerto,
acabaste con la esperanza
y una pena remitida
brota y brota,
el tiempo muerto está,
se presenta con la noche y el día se va.

Con un beso barato,
te marchas,
camino errante,
atenúa el dolor enajenado
que se posa en instantes
de hambre por ti,
de sed por tu manantiales blandos,
el tiempo claudica
y la espera a muerto
y muere con ella mi dolor.
¡Que habéis de recitar ahora!
mi garganta seca
sin una gota de agua,
de esa de tus bustos blandos.

¡Que habéis de sentir!
si te llevasteis contigo
mi forma de amar,
ya no estoy conmigo,
¡El tiempo muerto esta!
yo con mi llanto vasto
para encallar
en la utopía que dejaste aquí.

Plántate de nuevo
en la huerta de mi casa,
no permitas mi funeral anticipado,
con el tiempo en contra,
con el recuerdo de tu piel,
con tus manos frías
y mis palabras por doquier…
… espero.

3 comentarios:

JAQUELINE dijo...

Aunque vivir una traición de quien amas sea diferente para cada persona, el sentimiento qué te desgarra es el mismo siempre, creo qué muchas veces es imposible "reparar" algo qué se rompe. El exilio es la mejor alternativa ante el dolor, pero yo exiliaría mi corazón para siempre...

Anónimo dijo...

En la vida real los finales no son tan felices...

Anónimo dijo...

La vida es una quimera!